Cólicos: mitos y verdades

Al convertirte en madre lo primero que tendrás que saber es que la única opción que tienen las guaguas cuando necesitan relajarse es el llanto. A esto hay que sumarle que en las primeras semanas de vida los bebés tienen un período de malestar en algún momento del día sin motivo aparente, por lo que indudablemente van a llorar.

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Suele ocurrir que esa irritabilidad normal de un niño se convierte en períodos prolongados de llanto que parecen no tener final. En estas situaciones parece que nada de lo que intentes puede calmarlo. En esas ocasiones nos encontramos frente a los famosos y tan temidos cólicos.

Los cólicos se pueden definir como episodios de llanto intenso, fuerte e inconsolable. Dan la sensación de no tener un motivo aparente y ocurren por tres horas o más al día. Habitualmente se presentan tres o más días a la semana durante tres o más semanas seguidas

Los especialistas aseguran que los primeros cólicos aparecen entre la segunda y la cuarta semana después del nacimiento del bebé. Puede haber cólicos matutinos o cólicos nocturnos, estos últimos por lo general ocurren entre las seis de la tarde y la medianoche.

Muchas veces los períodos de irritabilidad pueden transoformarse en una verdadera tortura para los padres, especialmente cuando la familia tiene está integrada por otros hijos exigentes, pero afortunadamente no son eternos.

A partir del quinto mes de vida tu guagua puede experimentar cólicos de otro tipo. En esta instancia la intensidad del llanto suele ser peor a los dos y tres meses de vida de un bebé, aunque la duración del cólico generalmente puede variar de un bebé a otro. Para tranquilidad de los padres, es importante saber que estos malestares tienen un final. Habitualmente los cólicos suelen detenerse cuando el bebé tiene aproximadamente seis meses de edad.

Una de los mitos que hay que desterrar es que los cólicos afectan de manera más frecuente y con mayor fuerza según el sexo de la guagua. Independientemente del sexo del bebé, tanto niños como niñas los padecen en igual número. A esto hay que agregarle que los bebés amamantados y alimentados con fórmula también se ven afectados de manera similar.

Un dato científico que tienen que tener en cuenta todos los padres es que aproximadamente uno de cada cinco bebés sufre de cólicos. Si bien la alimentación puede repercutir en estos episodios, es falso que se pueda recurrir a algún método especial para que el niño no padezca de cólicos. Eso sí, hay que estar atento a las soluciones a las que hay que acudir para no empeorar las cosas.

Se sabe que durante estos episodios los niños lloran inconsolablemente y con frecuencia gritan y patalean. En ese nerviosismo la guagua se ensancha y se distiende con los gases. Los episodios de llanto es posible que ocurran durante todo el día, aunque con frecuencia van a empeorar entrada la noche y para eso hay que armarse de mucha paciencia.

La regla número uno en ese momento de agotamiento tanto para el niño como para los padres responsables es evitar utilizar la fuerza. En reiteradas ocasiones los adultos dejan que el estrés crezca por calmar a la guagua y como respuesta lo sacuden para que dejen de llorar inmediatamente.

El riesgo de estas reacciones incontroladas es mayor si los padres no tienen información sobre cómo calmar a un niño que llora, la educación sobre los cólicos y el apoyo necesario para poder cuidar a un bebé con cólicos. Para poder abordar este tipo de situaciones es necesario contar con la mayor información posible. Entonces resulta útil conocer las causas de estos malestares.

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Causas de los cólicos

Lo primero que hay que aclarar es que no existe una explicación definitiva del por qué tu guagua sufre estos malestares. En la mayoría de los casos, un cólico significa simplemente que el niño está inusualmente sensible al estímulo o no puede “autoconsolarse” ni regular su sistema nervioso.

Los profesionales de la salud aseguran que a medida que vaya madurando, empieza a controlar y dominar esa incapacidad de autoconsolarse que se manifiesta por el constante llanto. Habitualmente los episodios de “llanto por cólico” se concentran en los primeros meses de vida, pero puede extenderse hasta el medio año en algunos casos.

Algunas veces, en los bebés lactantes, el cólico es una señal de sensibilidad a un alimento en la dieta de la madre. Esta incomodidad puede ocasionar sensibilidad a la proteína de la leche de fórmula, por ejemplo.

Otra causa desencadenante del comportamiento típico de los cólicos también puede ser un problema médico, como una hernia o algún tipo de enfermedad.

Los padres tienen que estar atentos a las señales que mandan de sus hijos para intentar calmarlos y darles un consuelo. Las posturas más comunes que se ve de un bebé cuando experimenta un cólico, son:

  • Extiende sus piernas o las estira hacia su guata
  • Arquea la espalda mientras llora
  • Agita sus brazos y piernas cuando llora
  • Tiene la cara enrojecida mientras llora
  • Aprieta los puños al llorar
  • Tiene el estómago distendido y tiene muchos gases

Consejos para tratar los cólicos

  • Si tu guagua experimenta un llanto de manera constante, lo primero que tienen que hacer los padres es consultar con un pediatra. De esa manera se va a asegurar que el llanto no se relaciona con algún problema médico grave que pueda requerir tratamiento.
  • Si estás amamantando, puedes intentar eliminar los productos lácteos, cafeína, cebollas, repollo, entre otros. Se recomienda eliminar cualquier otro alimento que pueda ser irritante para tu propia dieta.
  • En el caso de que la guagua se alimente con leche de fórmula, lo más importante es hablar con su pediatra sobre una leche de fórmula con hidrolizado de proteína. Se sabe que la sensibilidad a los alimentos ocasiona incomodidad y el cólico podría incrementar después de varios días de estos cambios.
  • No hay que alimentar excesivamente al bebé. En general se recomienda esperar al menos de dos a dos horas y media a partir del inicio de una alimentación y el inicio de la otra.
  • Llevar a pasear a tu guagua es otra de las opciones a la que se puede acceder para tranquilizarlo. El movimiento y el contacto físico lo van a relajar.
  • Mecer de un lado al otro a tu guagua también puede que lo ayude a calmarse.
  • Una opción a la que pocos recurren es prender una aspiradora en la habitación contigua o un secador de pelo o un ventilador. Lo importante es que sea una máquina que haga ruido constante. El movimiento rítmico provoca un efecto tranquilizante en los bebés que los pueden ayudar a dormir.
  • Si bien su uso excesivo puede ser perjudicial para la guagua, el chupete es un aliado para los padres ya que puede propiciar un alivio instantáneo. Eso sí, hay que saber que esta puede ser una solución para algunos porque hay muchos bebés que los rechazan.
  • Puedes recostar a tu bebé boca abajo sobre tus rodillas y frotar suavemente su espalda. Esta presión contra su estómago puede ayudar a consolarlo inmediatamente.
  • Envolver al bebé con una manta grande y delgada para que se sienta seguro y cálido.
  • Los profesionales de la salud señalan que cargar al bebé y proporcionarle un buen contacto piel a piel en las primeras semanas de vida puede ser fundamental para limitar la duración de los episodios de llanto a medida que va creciendo.
  • Puedes alimentar a tu bebé cada vez que parezca que tenga hambre y no necesariamente en un horario de alimentación fijo. De esa manera se evita sobrecargarlo por seguir simplemente una rutina.
  • Después de cada toma, es bueno tomarse el trabajo de hacer eructar al bebé. Para esto hay que sostener a la guagua sobre los hombros y darle golpecitos suaves en su espalda.
  • En el caso que estés alimentando a la guagua con biberón, es bueno utilizar una con tetina especial anti cólicos. Esto va a permitir reducir la cantidad de aire que traga tu bebé.
  • Reflexología para bebés
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¿Cuándo debes consultar a un médico?

Una verdad que hay que sostener es que los factores de riesgo de los cólicos no son bien conocidos, es decir que hay que estar muy atento y en permanente contacto con el médico de cabecera para hacer un seguimiento.

También hay un mito respecto a las diferencias de riesgos cuando se consideran diferentes situaciones, pero esta creencia hay que desterrarla y aclarar que los cólicos será igual sin importar los siguientes factores.

  • Sexo del niño
  • Embarazos prematuros y a término
  • Bebés alimentados con fórmula y amamantados
  • Los bebés nacidos de madres que fumaron en comparación a uno que tuvo una madre que no fumó