DORMIR CON BEBÉS: LOS PROS Y CONTRAS DE ESTA PRÁCTICA

¿Es correcto dormir con los bebés en la misma cama? ¿Cómo afecta a su conducta? ¿Hay riesgos? ¿Cuándo debe tener su propio cuarto? Madres y padres primerizos eligen dormir con sus hijos e hijas para poder monitorearlos de cerca y ver cada movimiento que realizan por las noches.

Esta práctica fue analizada por profesionales y aún así no se logra definir si lo correcto es apartar al niño o dejarlo en medio de su madre y padre. Los estudios realizados varían en los resultados y termina por ser una decisión personal entre los progenitores.

broken image

¿Puede dormir en la cama matrimonial?

Algunos especialistas recomiendan que los bebés duerman con sus padres, resaltando las mejores formas de hacerlo. Asimismo, otros advierten sobre los peligros que esta práctica puede traer a la salud del mismo.

Por un lado, y desde una postura afirmativa de la práctica, se argumenta que los niños que duermen con sus padres se estresan mucho menos que aquellos que duermen en su propio cuarto. Al dormir separado, el infante puede experimentar sensaciones de miedo o desconfianza que no se manifestarían en caso de estar el adulto presente.

Estos especialistas también destacan que recomiendan esta práctica debido a que el desarrollo cerebral de los niños depende del lugar donde duerman. Si descansan en la cama matrimonial, pueden no tener interrupciones en el sueño. En cambio, durmiendo solos pueden presentar problemas de comportamiento en edades más adultas.

Los expertos que apoyan la propagación del colecho, afirman que los bebés que duermen en sus cunas, tienen interrupciones en los ciclos de sueño. También agregan que si bien es algo que puede suceder mientras en bebé está en la misma cama que sus padres, cuando están solos sucede con mayor cotidianeidad interrumpiendo el desarrollo de los órganos del bebé.

Siguiendo la misma línea y frente a esta situación, los niños se estresan y, a diferencia de los adultos, no saben cómo enfrentar esa frustración que les impide relajarse. Las personas mayores conocen las formas de calmarse, los bebés no, y es por esto que el único recurso que poseen es que no lo sometan a ese tipo de agotamiento mental.

Si bien cada familia elige cómo llevar la crianza de sus hijos, van a existir diferencias entre los niños que duermen en compañía y aquellos que están por su cuenta. Esto no significa que haya una mejor que otra, simplemente remite a la elección de cada persona y a la disposición y recursos de cada núcleo.

Colecho seguro

Si vas a dormir con tu bebé, hay una serie de recomendaciones a seguir para optimizar el descanso de todos. Para comenzar, lo esencial en este punto es que el niño o niña duerma en una superficie plana, firme y que no tenga almohadas o peluches cerca. Esto se debe a que pueden no tener el lugar suficiente para moverse o mismo asfixiarse si hay muchos elementos en la cama.

En segundo lugar es necesario destacar la posición idónea para concebir un buen sueño. El bebé tiene que estar recostado sobre su espalda y con la cabeza girada hacia un lado, de esta forma podrá descansar de manera plena y segura. En caso de que duerma en su cuna, corroborar que el colchón encaje bien para que no quede atrapado en alguna de las esquinas de su cama.

En tercer lugar y en base a recomendaciones generales, el colchón no debe ser de agua así como también hay que usar sábanas o mantas livianas y no acolchados pesados o que puedan generar picazón e incomodidad al bebé. Por eso los padres deberían estar conscientes y ser responsables con la decisión de dejar dormir a su hijo o hija en la cama matrimonial, ya que implica diferentes cuidados de seguridad y bienestar.

Para una cuarta sugerencia hay que tener en cuenta que la cabeza del bebé no debe ser cubierta bajo ninguna circunstancia, ya que cualquier paño o tela podría dificultar la respiración. Para evitar este hecho hay que mantener la temperatura climatizada del lugar donde se esté, evitando que haga mucho calor o frío, para que el niño no deba ser abrigado o desabrigado excesivamente.

En el mismo sentido, es válido mencionar que los niños y niñas no deberían dormir en sillones o en el regazo de familiares y conocidos debido a los riesgos de seguridad que implica. El bebé puede resbalarse de las manos de quien lo sostiene o mismo pueden no advertir que está en el sillón y sentarse sobre ellos. Asimismo, los hermanos menores del bebé no deben dormir junto a ellos porque desconocen la responsabilidad y cuidado que implica.

No está demás destacar que está contraindicado dormir con bebés en caso de que los adultos estén cansados y no puedan darle la atención necesaria. Esto se debe íntegramente a que no está garantizada la seguridad del niño ni tampoco la de los padres.

Otra opción: la cuna

broken image

A contraposición de lo planteado en los párrafos anteriores, otros expertos aseguran que los bebés, sobre todo en la primera etapa de recién nacidos, deben ser puestos en sus cunas desde el primer día para evitar que se acostumbren a dormir con sus padres. La única excepción que dan como válida es aquella donde el niño o niña esté enfermo y realmente necesite de mayor atención. En ese caso y por cuestiones de comodidad para los padres, sí podrían dormir todos juntos, pero es la única vía aceptable para esta corriente.

Según estos especialistas, no hay que permitir que esto se convierta en un hábito debido a que realmente es un peligro tanto para los padres como para los niños. Dentro de algunos de estos riesgos podemos nombrar el ahogamiento, debido a que el bebé puede quedar enredado entre las sábanas o mismo que el adulto al darse vuelta mientras duerme no advierte que tiene al niño pegado a su espalda y lo aplasta. Asimismo, también pueden sufrir caídas desde la cama, ya que los movimientos involuntarios realizados durante la madrugada pueden empujarlo hasta que caiga al suelo y se golpee.

Ahora bien, para que el bebé no se acostumbre a dormir en la cama matrimonial, hay que tomar una rutina de llevarlo nuevamente a su cuna cuantas veces sea necesario para que entienda que su lugar de descanso está allí. Además de generar ese hábito, es necesario que se intente acostar al niño o niña a las mismas horas, que reconozcan sus sábanas, sus olores, y que, por supuesto, confíen en ese entorno de descanso y que aprendan a conciliar el sueño de esa forma.

Aún así, también hay que comprender que a futuro el bebé deberá acostumbrarse a su cama, que a diferencia de la cuna, no tiene rejas de madera que lo contengan y limiten sus movimientos. En sus camas serán libres de ir hacia cualquier lugar y mismo estirarse o relajarse. Pero para que ello suceda, sí o sí deben interiorizarse y aprender a dormir sólos y por su propia cuenta.

Igualmente, para aquellos que no se decidan entre hacer un lugar en la cama matrimonial o llevarlos a una habitación separada, se aconseja poner la cuna al lado de la cama de los padres. De esta forma, el niño está acompañado, tiene su espacio y al mismo tiempo los padres pueden estar alertas a cualquier movimiento o llanto del bebé.

Si quieres más información sobre la etapa de los recién nacidos, puedes encontrarla en la web de Babysec.